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Aprender a Educar

Algunos tendemos siempre a decir que “Nadie viene con un Manual de Cómo Educar debajo del brazo” y es muy cierto.

No venimos al mundo con un manual, pero no es cierto que no sepamos cómo educar.

El instinto humano nos hace sentir cuando hacemos algo mal, eso se llama “Conciencia”, sin mencionar que desde el punto de vista espiritual, mucho antes de nacer esta generación, ya existían normas de comportamiento que indicaban la forma correcta de enseñar y de vivir.

Las personas engendramos y damos a luz, pero “No todos Educamos”, porque educar no es tarea fácil.

Por eso, a veces podemos pensar que el mundo está ahogado en desgracias, porque mucha gente que no ha sido bien formada hoy en día puede causar daño a otras personas.

Aunque suene duro, es la cruda y pura verdad.


Educar es un Oficio que se Aprende


No nos referimos a los profesionales de la educación, este es otro tema.

Ellos han invertido tiempo en prepararse y adquirir conocimientos para así poder impartir enseñanza a otros.

Eso está muy bien.

Pero en este caso nos dirigimos a los Padres o responsables de criar a los hijos, donde la llamada sería “Aprender primero para poder Educar”.

Esto quiere decir, que si hemos sido mal educados, mal enseñados y mal tratados en nuestra infancia, nosotros como padres responsables, debemos soltar el lastre de todo lo que arrastramos y que está mal.

Así podremos abrir nuestra mente y hacer nuevos cambios a fin de corregir todo lo necesario para transmitir una buena enseñanza a nuestros hijos.

Esto se llama: Ser responsable y comprometido con los hijos.

¿Cómo puedo Aprender a Educar?


Hoy en día con el tema de “La Globalización” podemos tener acceso a mucha información, ya casi todo el mundo tiene conexión a internet, lo que es de mucha ayuda para aprovechar la tecnología para bien.


No hay que estudiar mucho para enseñar a nuestros hijos, podemos comenzar a buscar lectura y analizar lo que leemos (Porque No todo es cierto y No todo es bueno) y para ello, tenemos que convertirnos en estudiantes. Aprendiendo nosotros, enseñamos a nuestros hijos.

Ante cualquier eventualidad, debemos estar atentos e informados para poder ser objetivos, críticos y acertados en la enseñanza. Si no tenemos nada en el cerebro, nada podemos aportar y en nada le podemos ayudar.

Un hijo con padres que no sepan orientar con sabiduría, ira huérfano por el mundo y rumbo al despeñadero.

Hay que desempolvar la educación de la vieja escuela y comenzar a investigar sobre los Principios y Valores que se han perdido en el tiempo y que han sido enterrados por la mayoría de los hogares de estas últimas generación.

Debemos traer de vuelta lo que se perdió ;“Personas útiles para sí mismos, para su familia y la sociedad”.

«Comenzar a formar buenas personas en casa, cambiará el rumbo de lo que somos a un mundo mejor”.

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